Guillaume Long y próximas elecciones en Ecuador: “no se puede confiar en la OEA como actor imparcial”

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El pasado miércoles, durante el séptimo programa on line “Diálogos con Grupo de Puebla”, la organización iberoamericana anunció que observará in situ las elecciones en Bolivia y Ecuador, además del próximo plebiscito constituyente en Chile. Ante eso, el excanciller y encargado de llevar este proceso en Ecuador, Guillaume Long, dijo que “tener mecanismos de observación internacional que sean realmente imparciales, y que no favorezcan a una tendencia política sobre otra, sería altamente beneficioso para América Latina”.

Entendiendo el complejo contexto que vive América Latina ¿Por qué se hace necesario formar organismos fiscalizadores internacionales?

Es evidente que en este momento el progresismo latinoamericano enfrenta muchos obstáculos para competir en elecciones libres y democráticas. Los diferentes pactos de élite que gobiernan en varios países de la región nos están obligando a competir en elecciones en condiciones altamente desiguales y con canchas muy inclinadas a favor de nuestros adversarios políticos. Y eso, cuando no estamos simplemente perseguidos, proscritos o en el exilio, y por ende imposibilitados de poder participar en los procesos electorales.

En el caso del Ecuador existe una doble persecución. La primera es en contra de nuestros dirigentes y potenciales candidatos a las elecciones presidenciales y parlamentarias de Febrero del 2021. Ante todo se trata de una persecución en contra de Rafael Correa. Buscan a través de juicios amañados y con claros propósitos políticos impedir que Correa sea candidato, por ejemplo candidato a la vicepresidencia o a la Asamblea Nacional. También buscan impedir que pueda estar físicamente en el territorio nacional durante la campaña. Saben que si Correa estuviera presente en una campaña, esto favorecería mucho el voto a favor de los candidatos de su movimiento. Las encuestas ubican al candidato o candidata del correísmo en el primer lugar de la intención del voto. Es evidente que la presencia de Correa consolidaría esta tendencia. Y tienen terror de aquello. Entonces el gobierno de Moreno apura al sistema judicial para que se procese rápidamente la apelación a la sentencia y para que haya una sentencia en firme antes de las inscripciones de las candidaturas el 18 de septiembre. Sino la hay, Correa podría ser candidato y participar en las elecciones. Tienen terror de aquello.

La segunda estrategia es bloquear al partido político. Ya en 2017, Moreno había logrado quitarle a Correa el partido que había creado en 2006: Alianza País. En los años siguientes las autoridades electorales al servicio del gobierno no permitieron que el correísmo pueda crear un nuevo partido político. Finalmente, el correísmo tuvo que buscar una alianza con un partido ya pre existente. Entonces, para que el partido no pueda concurrir a las elecciones del 2021, suspendieron el partido del registro de partidos. Así de simple, de burdo y de autoritario.

Por supuesto, que tener mecanismos de observación internacional que sean realmente imparciales, y que no favorezcan a una tendencia política sobre otra, sería altamente beneficioso en el contexto de que estamos viviendo en Ecuador y en América latina. El comportamiento inaceptable de la Misión de Observación Electoral de la OEA en las pasadas elecciones bolivianas demuestra que no se puede confiar en la OEA para que este organismo sea un actor imparcial, y menos mientras la observación electoral siga siendo manoseada por el secretario general Luis Almagro. Resulta fundamental generar nuevos espacios de observación electoral que sean altamente técnicos, no politizados, y carentes de afanes desestabilizadores.

¿Existe probabilidad de fraude?

Si no participa la mayor fuerza de oposición en el país, o si la oposición participa en condiciones totalmente desiguales o marcadas por la persecución, esto es en sí mismo un fraude. Por supuesto podría darse también la posibilidad de que el día del sufragio hayan intentos de manipular los resultados o irrespetar la voluntad popular. En este momento nuestra mayor preocupación concierne a los derechos de participación política

Entendiendo la coyuntura del Covid 19 y el confinamiento, donde las formas de hacer campaña tienen también que renovarse ¿cómo regular y fiscalizar el uso de las nuevas plataformas para las campañas? ¿qué se propone?

Es importante que las autoridades electorales sean vigilantes con que se garantice que todas las fuerzas políticas accedan a medios digitales y que no haya sesgo mediático en el ámbito digital. No hay que olvidar que a menudo los marcos regulatorios electorales norman ámbito mediático pero no digital.

También se deben establecer claras políticas desde las autoridades electorales para que las personas de todos los estratos sociales tengan oportunidad de conocer las opciones políticas de los partidos y candidatos, para que puedan ejercer un voto informado. Es claro que la brecha de acceso a internet sigue siendo un obstáculo importante. Las autoridades electorales deben procurar formas creativas de comunicar y llegar a la ciudadanía para que la mayor cantidad de personas puedan familiarizarse con los candidatos y sus propuestas.

En cuanto a contenidos digitales, y esto es válido para la pandemia pero también para los años que se vienen, es importante que las autoridades electorales presten atención a casos de violencia política. Es fundamental entender que violencia es violencia, y que la violencia virtual, la intimidación, el acoso son problemas crecientes para el debate democrático. Las autoridades electorales también deben prestar atención a las campañas de desinformación en redes. Las elecciones brasileñas demostraron que la desinformación puede corromper la idoneidad de un proceso electoral.

También creo que es importante que las autoridades electorales sean muy vigilantes en cuanto a los espacios de comunicación estatal oficial, a menudo disfrazados de anuncios “sanitarios”, pero que en realidad son actos de proselitismo político, incluyendo en redes.

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